“Onde hai unha biblioteca, hai unha luz”, di o lema do Día da
Biblioteca, unha efeméride que se conmemora tal día coma hoxe, o 24 de Outubro.
Donde hay una biblioteca hay una luz
Manifiesto para el Día de las Bibliotecas
Agustín Fernández Paz
ABRE
LAS PUERTAS y entra. Entra en este espacio que aguarda por ti, en este
ámbito donde cada palabra es un don que recibimos como regalo. Recorre
todos los rincones de esta casa de la libertad, respira este aire que no
sabe de fronteras, déjate llevar por la corriente de aromas que anuncia
los tesoros de la biblioteca.
Estamos
en un lugar especial, sería imposible confundirlo. Desde el cielo debe
de verse como un punto de luz brillando con la intensidad mayor, como un
aleph que contiene la memoria y los sueños de la humanidad. Una luz,
sí. Una luz que ilumina como un faro entre las tinieblas, con el rítmico
latido de un corazón inmenso que expande ondas de libertad y de
esperanza por el territorio que la circunda.
Quizá
podríamos seguir viviendo si nos faltara este aire que hace vibrar
todas las células de nuestro cuerpo, quizá las personas continuaríamos
con nuestra existencia rutinaria si no existiese la biblioteca, pero
algún lugar decisivo quedaría vacío en nuestro corazón.
Nos
faltaría la energía que nos hace desear una vida mejor, una ciudadanía
más libre, una sociedad más justa. Nos dolería no escuchar la voz de las
personas que sufrieron la historia y la de las que la sufren ahora
mismo; sería insoportable oír solo las palabras de los que pretenden
dirigir y controlar nuestras vidas.
Para
que esto no suceda, abre las puertas y entra. Ábrelas siempre, todas
las puertas, pues cada vez que lo haces te incorporas al río subterráneo
que alimenta a la biblioteca, al torrente de libertad que la hace vivir
y le da ánimos renovados.
ABRE
LOS LIBROS y sumérgete en el agua de la vida que brota irreprimible
desde sus páginas. Déjate arrastrar por el torbellino de voces, de
lenguas, de olores, de paisajes. No olvides nunca la fascinación que
experimentamos en los años de infancia, cuando se nos revela la
dimensión mágica que tienen las palabras y descubrimos que las páginas
de los libros pueden contener el mundo entero.
Como
las campesinas que se afanan en la rebusca de espigas entre los surcos
después de la siega, también los escritores recogen las palabras una a
una y elaboran con ellas el pan humilde de sus textos. De este modo
hacen que lleguen hasta nosotros, siempre nuevas y siempre
sorprendentes, pues los libros poseen la insólita capacidad de revivir y
reinventarse en cada nueva lectura.
Todas las personas necesitamos las historias, los sueños, las palabras, tal vez sea una característica inscrita en el
ADN
de la humanidad. Las necesitamos como el comer, como beber agua, claro
que sí. Para entender el mundo y para entendernos a nosotros mismos,
para soñar otros destinos, para celebrar los dones que la vida nos da.
Sabemos que no podríamos vivir sin el aliento de la imaginación y de la
creatividad, sin las palabras que expresan la variedad y la belleza de
nuestros deseos y de nuestros sentimientos.
Por
todo eso, abramos los libros. Ellos contienen los sueños, las pasiones,
los miedos, los amores, las risas. En sus páginas habita la inmensa
variedad de sentimientos y experiencias de la humanidad, de las personas
que viven ahora en cualquier lugar del mundo y de las que
desaparecieron hace muchos años. Los libros: ríos de palabras que se nos
ofrecen con generosidad para ayudarnos a aprender el oficio de vivir,
para cambiarnos la vida e implicarnos en la transformación del mundo.
DONDE
HAY UNA BIBLIOTECA HAY UNA LUZ que atraviesa todos los muros, una luz
que se hace más intensa cuando crecen las personas que la incorporan a
sus vidas. Las mismas personas que, más tarde, al caminar por calles y
plazas, llevarán con ellas el reflejo de esa luz, la semilla de ese
mundo nuevo que algún día haremos crecer. Un mundo más solidario, más
plural, más culto, más justo. Un mundo donde no se escuche la voz
adormecedora de los poderosos, sino las palabras múltiples y diversas de
todas las personas que habitamos esta casa común que es nuestro planeta